
Hola a todos,
Anoche constaté que era verdad, mi amigo de toda la vida Memo falleció como consecuencia de un accidente en su moto. Fue mi hermano Mauricio quien me convenció de ir a velarlo y la verdad es que le estaré eternamente agradecido por eso.
Honestamente necesitaba ese momento para poder asimilar y aceptar su partida, sé que en esta época de COVID eso es un privilegio que no todos tenemos, pero yo lo tuve y me siento feliz por eso.
Mi elemento siempre ha sido la escritura y desde anoche que estábamos ahí en la agencia funeraria con mis amigos Manolo, Rafa y mi madrina Raquel empezaron a volver todos esos recuerdos que hoy quiero materializar en esta publicación.
Memo, será recordado porque nunca se dejaba de nadie, apasionado al extremo y con una identidad incomprendida, pero tan suya como nadie igual.
Me siento muy feliz de haber coincidido con él en esta vida, pues éramos tan diferentes y sin embargo nos queríamos y aceptábamos tal cual éramos, fuimos complemento el uno del otro en muchos aspectos y aprendí muchas cosas importantes de la vida gracias a él.
Lo que sí es que como otros más de los autodenominados «Naranjos» (nombre con el que bautizamos a mi grupo de amigos de la colonia donde vivía, todo rudo ¿no?) y mis queridos «Castro brothers» fuimos amigos desde muy jóvenes, acumulamos y compartimos muchas «primeras veces» y las vivimos juntos todos como hermanos.
Memo, me dejó grandes lecciones, momentos muy especiales que solo se viven con quienes son tus hermanos de vida y con gusto les comparto algunas de ellas:
a) Búscate un amigo que se meta por una ventana por ti: En mi examen profesional los sinodales cerraban la puerta con seguro para que quien llegara tarde ya no pudiera entrar.
En cierto momento ya iniciado el examen empezamos a escuchar que alguien tocaba la puerta y movía la perilla para entrar, el sínodo ni se movió para intentar abrirle «al que llegó tarde», cuando de pronto una ventana lateral se empezó a abrir y ahí estaba saludando aquel gigante Vikingo, «güero, forro, mamado» (como le gustaba decirse), dentro todos los que estábamos abrimos los ojos impactados y luego vinieron las carcajadas pues mi compadre, dijo después, «tenía que estar ahí».
b) Vive con toda la intensidad: Memo tenía una cualidad ¿o defecto?, todo en él era intensidad, amaba con intensidad, se enojaba con intensidad, se peleaba con intensidad, se empedaba con intensidad, sufría con intensidad y sabía ser un amigo con intensidad.
Para mucha gente exagerado, para otros un ser muy amado, pero quienes lo vimos y conocimos realmente Memo era todo intensidad y si lo necesitabas siempre estaba ahí.
c) Cuando se trate de bailar, ¡Aprovecha hasta el semáforo!: Como muchos saben tuvimos una época maravillosa en el Grupo Concierto liderado por mi amigo y maestro Eduardo Guerrero, era una estudiantina divertidísima, un grupo versátil universitario y nos presentábamos en las famosas noches coloniales.
En alguna ocasión que no nos fuimos en el camión del colegio, íbamos en su carro y en los semáforos Memo, Óscar, Paco, Hernán y yo nos bajábamos a bailar como locos, la gente nos veía como payasos de circo, pero era una época que lo permitía, hoy lo volvería a hacer solo por acordarme jajaja.
d) No dejes que nadie cambie tu esencia: Memo, mi compaito, mi «pinche compadre» como nos gustaba decirnos tenía un carácter único, siempre vivió a su manera, le costaba trabajo expresar sentimientos, pero cuando lo hacía era el ser más emotivo del mundo; a él o lo amaban o lo odiaban, pero no pasaba jamás desapercibido.
Sé que inspiró a algunas personas, sé también a quiénes amó con el alma, sé quienes marcaron su vida, sé que es un amigo irremplazable, que estuvo en muchos momentos importantes de mi vida, y ¿saben algo? Nunca permitió que nadie quisiera cambiar su esencia, quien lo intentaba era amablemente invitado a salir de su vida para siempre y en pocas ocasiones con opción a regresar.
Así era él y así lo quise. Lo tendré siempre presente en mi vida, «dignos y firmes pinche compadre». Sé que tras ver esto me hubieras dicho: «¡Qué pinche hueva leer tanta mamada compadre!» Pero ¿Sabes qué compaito? Lo hago porque es mi forma de honrarte, no fuiste el mejor ser humano, lo sé, pero si fuiste un gran amigo para mí.
A todos los amigos que me quedan, los quiero, los recuerdo siempre y les agradezco por los momentos que hemos vivido, si no nos hemos visto, no pasa nada, estoy bien y la vida ha sido más que buena conmigo.
A mi familia le agradezco todo el apoyo en estos momentos, fueron tan empáticos conmigo porque para ellos representó la pérdida de una persona que conocimos hace 25 años.
Soy feliz y estoy agradecido por las maravillosas personas que la vida ha puesto en mi camino, cada vez conozco gente nueva personas y me siento afortunado de hacerlo, pues de todos aprendo algo nuevo y a algunas les debo mucha parte de la alegría que hoy tengo.
Omar Carreño