
Introducción
En la actualidad, la vida laboral consume poco más del 50% del tiempo de las personas, con lo que el peso que tiene en el desarrollo personal y emocional es muy alto. Un trabajo promedio exige sacrificios muy altos para poder garantizar el sustento en un mundo por demás competitivo y lleno de necesidades por lo que día con día se observa un crecimiento sostenido de padecimientos provocados por los excesos laborales.
Aunado a lo anterior, se tiene que considerar la actual situación de pandemia provocada por el Covid 19, misma que ha puesto en entredicho las condiciones laborales y personales tal y como las conocíamos a inicios del año 2020.
Todo esto, nos lleva a considerar la necesidad de implementar elementos que apoyen de cierta manera la mejora de las relaciones laborales para mantener la efectividad y productividad en las empresas y sobre todo contar con una fuerza laboral activa y eficaz que encuentre en su trabajo un medio de sustento económico sí, pero que también sea una actividad que le permita desarrollar sus habilidades y talentos de una manera armónica y con buena actitud personal.
Una herramienta esencial para esto es la “teoría de la inteligencia emocional, la cual se refiere a la efectividad con que la gente percibe y entiende sus propias emociones y las de los demás, así como a la eficacia con que puede manejar su conducta emocional.” (Morris y Maisto, 2011, p.269)
Existen diferentes ejercicios y técnicas para el desarrollo de la inteligencia emocional, sin embargo, un aspecto fundamental en las organizaciones hoy en día es el trabajo colaborativo, lograr resultados mediante la suma de esfuerzos entre todos los involucrados en un equipo de trabajo que conectan entre sí para alcanzar un objetivo común, dependiendo de las áreas en las que se desarrollen.
Pero ¿qué ocurre cuando las circunstancias entre los integrantes de un mismo equipo son diferentes? ¿Cómo se puede alcanzar un fin común cuando no se entiende al otro?
Por más que podamos entender nuestras propias emociones hay un factor esencial y necesario que se tiene que desarrollar de manera predominante para una adecuada interacción laboral y es la empatía, es decir “el reconocimiento de las emociones ajenas” (Goleman, 1995, p. 44).
Según el afamado autor Daniel Goleman, autor del libro La inteligencia emocional, Por qué es más importante que el cociente intelectual en 1995 señala en la página 44 que “las personas empáticas suelen sintonizar con las señales sociales sutiles que indican qué necesitan o qué quieren los demás y esta capacidad las hace más aptas para el desempeño de vocaciones tales como las profesiones sanitarias, la docencia, las ventas y la dirección de empresas”.
Objetivo
Pues bien, en el presente análisis mi objetivo es explicar la importancia de desarrollar la dimensión de empatía como herramienta fundamental de las relaciones laborales con la finalidad de mejorar el clima en los equipos de trabajo.
Desarrollo
Hoy en día, en las empresas se viven momentos de mucha tensión, ya que la era del conocimiento exige que todos los colaboradores compartan sus ideas y actividades para dar cumplimiento a objetivos cada vez más complejos. En este sentido, se observa que en muchas ocasiones la falta de comprensión en la situación ajena provoca malentendidos y una interacción ríspida que en ocasiones termina por fracturar relaciones en los trabajos y consecuentemente malos resultados.
Lo primero que se tiene que desarrollar en el pensamiento de los trabajadores es que se trabaja con personas, no máquinas, no números, no simplemente empleados.
Después es imprescindible que las empresas fomenten que las personas tuvieran oportunidad de generar vínculos personales entre sí, lo anterior, ya que como lo señalan Morris y Maisto en la página 458 de su libro de Introducción a la Psicología “las características personales de los espectadores también influyen en la conducta de ayuda. No todos los espectadores tienen igual probabilidad de ayudar a un desconocido. Al aumentar la responsabilidad personal que una persona siente por otro se incrementa la probabilidad de ayudar”.
¿Y porqué debe ser así? Porque cuando uno tiene un conocimiento de las circunstancias del otro es más fácil entender las situaciones a las que se enfrentan y así generar mayor empatía.
En este sentido, Goma en su obra Cómo desarrollar la inteligencia emocional nos señalaque “adquirir un buen desarrollo de la empatía es importante, ya que aquellas personas que tienen esta capacidad de exponer con claridad sus deseos inspiran confianza. Lo mismo pasa con aquellas personas que tienen una buena disposición para entender lo que los demás les quieren transmitir”.
La empatía es una dimensión de la inteligencia emocional fundamental para las relaciones interpersonales, Goleman, su mayor precursor explicaba en un artículo denominado ¿Qué es la empatía? Publicado en la página 170 de la revista Inteligencia Emocional que “lo más frecuente al hablar de empatía es considerarla un atributo único. Pero, si observamos con más detenimiento en qué se fijan los líderes cuando están centrados en los demás, veremos tres tipos de empatía, todo ellos importantes para un liderazgo eficaz:
- Empatía Cognitiva: La capacidad de entender la perspectiva de la otra persona.
- Empatía Emocional: La capacidad de sentir lo que otra persona siente.
- Interés Empático: La capacidad de entender lo que otra persona necesita de ti.
En virtud de lo anterior, es más con la empatía emocional con la que podemos tratar de garantizar que los equipos logren una sinergia adecuada entre ellos, pues Goleman explica en la página 171 de esa obra que “para acceder a tu capacidad para la empatía emocional debes combinar dos tipos de atención: un foco deliberado en tu propio reflejo de los sentimientos de otra persona y una conciencia abierta de la cara, la voz y otros signos visibles de emoción de otra persona”.
Una vez revisado el marco conceptual de la empatía como parte fundamental en las relaciones humanas, es importante que analicemos cómo se puede implementar como herramienta en las organizaciones.
Goleman ha señalado claramente que la clave del éxito está un 20% en el coeficiente intelectual y un 80% en la inteligencia emocional; la dimensión de la empatía como pieza clave de las relaciones humanas, debe llevarse a la organización por medio de cursos y actividades de integración en grupo pues es una manera de que los objetivos de la empresa se realicen con mayor entusiasmo, pues todos entienden la situación del prójimo.
Imaginemos una situación normal, en un equipo están cinco personas, dos de ellas tienen hijos en edad escolar, una está recién casada y los otros dos son personas cuyo único enfoque está en las actividades laborales.
Si no se logra una adecuada empatía entre los miembros de este equipo, quienes nos tienen hijos no podrán entender nunca a los que se encuentran estresados por algún tema escolar de su hijo, o por alguna enfermedad o tampoco entendería a recién casada que acaba de darse cuenta claramente de que su nuevo esposo no gusta de recoger los trastes del desayuno y se encuentra frustrada por esa situación.
Es bien sabido que se pide que la vida personal se encuentre “separada” de la vida profesional, sin embargo, esto no es siempre posible porque somos seres integrales cuyas emociones se encuentran ligadas unas con otras, entonces que el equipo fomente la confianza y la posibilidad de conocer los problemas del otro, hará que todos logren identificar las áreas de apoyo para el otro, simplemente la comprensión necesaria para poder adecuarse a otras circunstancias.
Conclusión
El que en un equipo de trabajo existan las formas adecuadas, la confianza y la comprensión de lo que ocurre con el otro, puede generar una mayor fluidez de las ideas y esto será un punto esencial que permita realizar trabajos con mayor satisfacción y eficacia.
Implementar la empatía en las organizaciones en todos los niveles es hoy en día una cuestión de primera necesidad, pues con la compresión de las emociones del otro se puede tener una mayor aceptación de los temas y de esta manera lograr mejores resoluciones en los temas esenciales de las organizaciones.
Referencias
Goleman, D., La inteligencia emocional, Por qué es más importante que el cociente intelectual, México, 1995, Pengüin Random House, 4ª reimpresión 2019, 397 pp.
Morris, C. & Maisto, A., Introducción a la psicología, 2005, México, Pearson Education, 13ª Edición, 538 pp.
Goma, H., Cómo desarrollar la inteligencia emocional, 2009, Barcelona, Institut Gomà, 55 pp., http://www.coachingparadirectivos.com/wp-content/uploads/2009/10/dossier-del-curso-inteligencia-emocional1.pdf
Merino, B., Inteligencia emocional, 2018, Barcelona, Reverté, 256 pp.